Cuando leí "El camino del artista" de Julie Cameron, me dio la sensación de que aprendí mucho y además me Dino bien porque estaba atravesando una época difícil como pintora.
Llevaba poco tiempo viviendo en Los Ángeles y todavía no me había organizado, no obstante al cabo de unos meses ya tenía montado un estudio muy simple y los materiales con los que trabajar cuando no se tiene nada, excepto ideas.
Me compré carones y cartulinas de colores y empecé con la obra llamada Stapling porque consistía en hacer collages con grapas, pronto tuve un marchante y un chino que me enmarcaba los cuadros bastante bien.
El marchanta se llamaba Leonardo, era simpático y educado y se comprometió a hacerme tres exposiciones al año.
La primero, en santa Mónica tuvo cierto éxito, de la segunda no me acuerdo y la tercera fue en Beverly Hills,y todos fuimos a cenar al chino de Hollywood, nos invitó Jean Perramon, me dijo que quería comprarme un cuadro pero se murió antes de hacer el trato.
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