sábado, 24 de agosto de 2019

DOS MIL SETECIENTOS NOVENTA Y OCHO








Ayer disfruté de lo lindo. 
Comí con mis hermanos y sus esposas en casa de Gabriel.
Era como una fiesta. 
Un jardín muy cuidado, pájaros de colores que cantaban, comida excelente.
Reconozco que me cansé un poco y he dormido mejor que otros días.
Hoy hace un tiempo espléndido pero creo que el calor es excesivo, no me apetece salir de casa, ni siquiera ir a la terraza a ocuparme de las plantas.
El hijo de Ana Artola nos ha regalado cuatro lubinas pescadas por él.

La vida me sonríe.







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