sábado, 2 de noviembre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO










Necesitaba un tiempo de silencio y tranquilidad.
Tras unos días en los que creí que ya estaba casi curada, el sol radiante y un cielo azul contribuyeron a fortalecerme, pero no era así, me equivoqué.
Me pasé, abusé y ahora solo deseo quedarme en casa, tranquila y agradecida, viendo caer la lluvia desde la ventana.
Hablar me gusta pero me cansa y poner la voz en reposo contribuye a mi bienestar.
En la meditación Vipassana no se habla durante diez días y cuentan que, pasado ese tiempo, la voz sala pura, nítida, sin esfuerzo.
Después de estar casi sin hablar durante cuarenta y ocho horas, me ha llamado Pizca por teléfono y casi no he podido hablar con ella, no tenía voz.
Necesitaba un descanso así que voy a aprovechar este largo fin de semana.
El hematólogo que me diagnosticó la enfermedad dijo:

"Has tenido suerte: esta clase de leucemia se cura. Toma su tiempo pero se cura y el tratamiento es natural"








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