A medida que pasan los días voy notando pequeñas mejorías que dependen bastante del tiempo que pasa y de no excederme en los esfuerzos.
Noto que es bueno y me conviene dar pequeños pasos que me acercan a una vida normal pero si me animo demasiado, voy para atrás en vez de avanzar.
Cada vez son más sutiles los cambios que experimento.
No puedo negar que me encuentro mejor y que he salido del infierno en el que he estado durante casi cinco meses, pero tampoco debo olvidar que la semana que viene empieza otra fase de quimio y lo notaré.
Es parte del tratamiento.
He cambiado bastante la mentalidad.
Ahora acepto lo que viene con toda la tranquilidad de la que soy capaz y agradezco estar viva y poder disfrutar de la existencia aunque no esté en plena forma.
Hoy, por ejemplo, un amigo me ha invitado a comer pero he dicho que no porque hace un viento espantoso que tira los árboles.
Mejor me quedo en casa.
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