He montado dos veces en submarino y ambas han sido una experiencia espantosa.
El primero fue en Portugalete, estaba anclado en el borde y mi hermano Gabriel me llevó, nos pasearon por todo el interior que ere minúsculo para que vivieran tantos hombres, me horrorizó todo, las literas, muchas y pequeñas, además de malolientes, un horror.
Pasados los años y sin tener un buen recuerdo de aquel submarino de guerra, me dejé convencer por una amiga en isla Mauricio y nos metimos en un submarinito turístico que me horrorizó.
Nos dieron un papel para que escribiéramos la "maravillosa experiencia" y supongo que puse la verdad porque me llamó el capitán para que le diera una explicación sobre lo que había escrito, le costaba creer que no me hubiera gustado nada.
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